Empezaré
el ensayo con una frase que nunca olvidaré que me dijo un profesor de
Bachillerato: “Educar es ponerle motor a una barca” (más adelante analizaremos
esta frase). Si buscamos la palabra educar en un prestigioso diccionario como
es la RAE encontramos que educar es “dirigir, encaminar, doctrinar”, y es
cierto, cuando educamos a un niño a que cierre la boca mientras come lo estamos
dirigiendo nosotros, los educadores del niño, porque queremos encaminarlo a que
un día cierre la boca al comer sin que le digamos nada. En este caso educamos a
base de repetirle reiteradas veces y corrigiéndole el gesto. El resultado con
el paso de los años es que la persona ha aprendido el gesto y ya no es
necesario corregirle, es decir, ha automatizado el gesto y lo realiza
inconscientemente, por tanto podemos decir que esa persona ha sido educada.
Ahora bien, después de esta introducción, ¿piensas que educar consiste en
corregir y repetir una y otra vez el mal hábito hasta que consigue eliminarlo?
¿O existen otras vías para educar a una persona? Quizás el método que más
conocemos es el primero, ya que es la manera que han adoptado nuestros
familiares de educarnos en el día a día de nuestras vidas. Por ello, hoy en día
que somos personas adolescentes, hemos aprendido y ya lo realizamos de forma
inconsciente a comer con la boca cerrada, a no decir palabras malsonantes, a
respetar a las personas que nos rodean, a saludar correctamente a las personas
que conocemos… podemos señalar gran cantidad de acciones que se nos han educado
y que en este momento no se nos vienen a la cabeza. Somos educados en casa y en
la escuela principalmente, pero también en el entorno callejero, con los
amigos. Para educar es necesario tener
una gran paciencia, de ahí la frase
que tantas veces hemos escuchado de nuestros educadores: ¡Cuánta paciencia hay
que tener contigo!
Y
aquí retomamos la frase que iniciaba el ensayo: ¿a qué nos referimos con educar
es ponerle motor a una barca? Si pensamos esta frase y la relacionamos con la
educación, la reflexión sale sola. Esta metáfora nos viene a decir que si
educamos bien al niño en el futuro navegará solo por buenas aguas, es decir, que
“le hemos puesto un buen motor”. Por el contrario, si un marinero no dedica
tiempo a poner un buen motor en el futuro se romperá y no podrá navegar por las
mismas aguas que el anterior. Esto referido a la educación vendría a ser el
caso de una persona que no ha sido bien educada desde pequeña y que a causa del
“mal motor” puede fracasar.
Así
pues, siempre que intentamos educar tratamos de encaminar a las personas hacia
un buen camino. Acabamos el ensayo con una gran frase en relación a la
educación de Diego Luís Córdoba (abogado y político colombiano): “Por la
ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la
libertad”
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